Durante muchos años hubo en Pompeya un bar muy especial
llamado “El Bar El Chino”. El bar llevaba el nombre de su dueño quién en
realidad de chino no tenía nada. Se llamaba Jorge García y era hijo de
españoles que habían inmigrado a la Argentina.
El Chino era un hombre muy especial, para quien lo único que importaba en su vida, además de su hijo, era reunirse con sus amigos a cantar tango. Y eso era lo que hizo todos los viernes durante más de 30 años. Acompañados sólo por una guitarra y no poco vino, amigos y vecinos se reunían todos los viernes a cantar tango en su bar.
En los últimos años sin embargo, el Bar del Chino se había vuelto tan famoso, que era necesario reservar mesa con anticipación, para poder encontrar, al menos, un lugar apretado en una esquina del salón.
El Chino era un hombre muy especial, para quien lo único que importaba en su vida, además de su hijo, era reunirse con sus amigos a cantar tango. Y eso era lo que hizo todos los viernes durante más de 30 años. Acompañados sólo por una guitarra y no poco vino, amigos y vecinos se reunían todos los viernes a cantar tango en su bar.
En los últimos años sin embargo, el Bar del Chino se había vuelto tan famoso, que era necesario reservar mesa con anticipación, para poder encontrar, al menos, un lugar apretado en una esquina del salón.
DOMINGO23 DE SEPTIEMBRE 20.00 HS.
AUDITORIO DE LA UNIVERSIDAD POPULAR DE BELGRANO
CAMPOS SALLES 2145
RESERVAS AL: 4701-3101
No hay comentarios:
Publicar un comentario